Una profesora en su clase dijo: “a una colega le pedí su número celular para llamarla, pero me dijo que no tenía. Le pregunté cómo hacía para comunicarse con la gente y estar ubicable, y me respondió que simplemente encontrándose con la persona en lugares comunes como toda su vida lo había hecho.” Ahí me surgió la siguiente interrogante, ¿por qué si antes podíamos vivir sin celular ahora no podemos?
Yo me crié en un pueblo cerca de Chillán, donde en la mayoría de las casas ni siquiera había teléfono, no era “necesario”. A pesar de esto, perfectamente uno estaba en constante contacto con las personas, llegábamos siempre a la hora, etc. Hasta que apareció la famosa frase “El que llama paga” alrededor del año 1999. Lo demás ya es historia sabida.
Hoy en día se estima que en Chile existen 15,88 millones de celulares en todo el país, casi un celular por cada habitante. Lo que me lleva a pensar, ¿Por qué casi todos tenemos un celular, no podemos vivir sin él?
En mi caso particular, el solo hecho que se me acabe la batería ya me estresa, me angustia, quedo con la duda de quién me puede haber llamado. Considero que el celular genera mucha dependencia, pero también independencia en otros aspectos. Como invento tecnológico debemos destacar su gran evolución, ya no solo sirve para comunicarse y mandar mensajes de textos, sino que cumple muchas otras funciones, como sacar fotos, escuchar música, guardar información, agenda, etc.
Pero ustedes qué opinan, ¿podrían vivir sin el celular? ¿Cómo sería nuestra vida sin estar SIEMPRE ubicables? ¿Y sin Internet? Yo puedo agregar que he sido la persona más feliz las veces que he podido salir sin celular o dejarlo apagado sin que nadie me pueda ubicar, aunque lo reconozco, es muy difícil.
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